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Una debacle silenciosa

Robert Rizzo habla por primera vez y pide perdón

En más de una ocasión Robert Rizzo fue perseguido por la prensa afuera de la Corte Superior de Los Ángeles sin que lograran que dijera una sola palabra. Durante su juicio apenas si expresó: “Sí, su señoría”.

Pero ayer, después de ser condenado a pasar 12 años tras las rejas, Rizzo habló para pedir perdón con incipientes lágrimas en los ojos y una voz débil. Lo rodeaba un grupo de periodistas afuera del tribunal. “Acepto mis responsabilidades”, dijo.

“Algunas personas quieren escuchar más de usted ¿Nos quiere compartir algo más?”, preguntó un reportero. Rizzo quedó inerte por unos segundos y luego caminó con lentitud hacia su vehículo. Hubo otra persecución de flashes y preguntas incesantes. No le sacaron una mueca.

Rizzo calló durante el juicio y no disputó los 69 cargos que pesaban en su contra por corrupción. Era una estrategia de su defensa: tratar de “cooperar” lo más posible con los fiscales, algo que no sucedió en el proceso contra su ex asistente, Angela Spaccia.

“Desde el día uno no disputamos a los cargos”, dijo su abogado James Spertus.

Pero el objetivo, reducir la sentencia a cinco años, falló.

Ante la jueza Kathleen Kennedy, Rizzo defendió sus primeros años de trabajo istrativo en Bell (fue contratado en 1992), argumentando que entonces su desempeño fue intachable. Al final, sin embargo, le ganó la codicia y orquestó un plan para desviar fondos y llenarse los bolsillos, reconoció.

“Ahora es tiempo de promover la sanación. El señor Rizzo ha expresado un profundo arrepentimiento de lo que pasó después de 2003”, declaró Spertus afuera de la corte, en una breve conferencia.

Pero vino una pregunta incómoda: ¿Se siente afortunado de la sentencia?

Rizzo agachó la mirada y Spertus se paró frente a él para que su rostro avergonzado no fuera filmado.

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